Artículo cedido por Stephen A. McNallen (Director de la AFA)
Traducido al Castellano por Kæva Tassara
El jefe se levantó de entre sus gerreros sentados en la sala. El ruido y la charla se fueron apagando y todos los ojos se volvieron hacia la figura musculosa y con mostacho del que era su líder.
Levantando el cuerno lleno de hidromiel sobre la multitud, llamó al Alto Dios, el que lleva una lanza y tiene cuervos sobre sus hombros. Gritaron todos por su aprobación, y un guerrero se elevó sobre sus pies, tocó su cuerno y elogió el nombre del Tronador. Los demás lo repitieron, y entre el calor de su camaradería, bien podrían haber estado en la gran sala donde van los guerreros al morir, siendo servidos carne de cerdo por las doncellas de la batalla.
¿Una escena de la historia vikinga? ¿Una tarde en una típica comida germana? No, la escena narrada aquí es de un banquete entre sus primos, los celtas.
Como a muchos de nosotros, no fue nuevo para mí que los dos grupos tribales principales de la antigua Europa tenían mucho en común. Ambos son parte de la gran familia indoeuropea. Su mitología comparte una estructura común, los aspectos materiales de sus culturas también, y la perspectiva heróica general del mundo une también a celtas y germanos. Pero resulta que esto ¡es sólo el principio!
La distinción que hacemos hoy entre estas dos ramas de nuestros hermanos proviene, en una medida no pequeña, de las observaciones de Julio César. Básicamente, César declaró que las tribus de un lado del Rin eran germanos y las tribus del otro lado eran celtas. En la actualidad no es tan simple. Los estudiosos ahora piensan que algunos grupos que etiquetamos como germanos eran en realidad célticos. Otras tribus podrían haber pertenecido a una u otra clasificación, porque ¡no sabemos que lengua hablaban! La implicación clara es que los artefactos físicos que dejaron atrás son indistinguibles pero el lenguaje es la única diferencia definitiva entre los dos.
La apariencia física no es ninguna pista, porque los comentaristas romanos describen a las gentes germanas y celtas exactamente con los mismos términos. Ambos eran altos, tirando a rubios y con la piel clara. Por cierto, la palabra “teutón” está emparentada con el gaélico “tuath”, que significa gente o tribu, lo que indica ciertamente un parentesco fundamental!
Para mí, el factor decisivo llegó cuando leí Mitos y Símbolos de la Europa Pagana de Hilda Davidson (Syracuse University Press, 1988). Significativamente se subtitula “Religiones tempranas escandinavas y celtas”. Página tras página y capítulo tras capítulo, la autora documenta las similitudes entre la mitología, el folklore y los rituales de las gentes germanas y celtas. Comencé a hacer un listado a medida que leía, y al poco tiempo tenía un par de hojas cubiertas con notas. No me detendré en las comparaciones minuciosas, pero algunas piden ser hechas. Para hacer más fácilmente accesible el grueso de este material, he dividido mis comentarios en varias categorías amplias:
DIOSES y DIOSAS...
El celta Lugh y nuestro propio Odín son iguales. Odín es el padre de los Dioses, tiene dos cuervos, porta una lanza mágica y posee un ojo. Lugh es el primero de la familia celta de Dioses, está relacionado con los cuervos, porta la Lanza de la Victoria y cierra un ojo cuando realiza prodigios fantásticos en el campo de batalla.
El nórdico Thor, cuyo nombre significa “Tronador”, aprecia su poderoso martillo. Cabalga sobre los cielos, riendo con su barba roja, en un carro tirado por cabras sobrenaturales. El Taranis de los celtas, cuyo nombre también significa “Tronante”, conduce un carro tirado por toros sagrados. Maneja el rayo, cuya palabra en la antigua lengua gaélica deriva de la misma raíz indoeuropea que el nombre del martillo de Thor o Mjolnir. Taranis también es representado con una melena roja suelta.
Tyr, como narran nuestras historias, perdió su brazo atando al lobo Fenris. Según los estudiosos era considerado dios del Cielo hasta que Odín tomó su lugar. El celta Nuada perdió su brazo en la batalla contra los Formorianos, y así Lugh (equivalente celta de Odín) se convirtió en el líder de los Dioses.
En el terreno de la fertilidad y la abundancia, nuestro propio Frey gobierna de forma suprema en el Asafolk. Una de sus bestias favoritas es el caballo, que también resulta ser sagrado para Dagda, “el buen Dios”, el equivalente celta de Frey.
Otros seres divinos...
¿Gigantes? Los celtas los tenían tal y como en el Asafolk; los llamaban Formorianos y los dioses celtas luchaban vigorosamente contra ellos. Además, el papel que jugaban era muy similar, representando las fuerzas de la inercia y la entropía en el cosmos.
Las Valkirias encuentran su reflejo en la Morrigan, feroces Diosas del campo de batalla que conceden la victoria, hacen girar el destino de la guerra y sirven a los héroes en la otra vida. Estos aspectos gemelos (demonios de sangre y muerte por un lado, tentadoras amantes por otro) se encuentran en ambas culturas. Así mismo tanto las sagas celtas como germanas hablan de mujeres guerreras sobrenatuales que instruyen e inician a los héroes elegidos. Brynhild enseña a Sigurd la ciencia oculta de la magia, y la líder femenina Scathach (“Sombra”) toma bajo su cuidado al irlandés Cu Chulain, convirtiéndolo en el guerrero que está destinado a ser. Probablemente no es accidental que Sigurd y Cu Chulain desciendan respectivamente de Odín y Lugh.
Consideremos también los seres “menores”, aquellos que rara vez aparecen en mitos y poesías, pero que hacen la vida de los hombres y mujeres comunes más llevadera. Los espíritus de la tierra, por ejemplo, son parecidos en ambas culturas. Los Elfos, y las conexiones con estos espíritus con los ancestros, pueden reconocerse como los mismos para los antiguos teutones y sus contemporáneos celtas.
CUERPO RELIGIOSO Y PRÁCTICAS...
He mencionado un paraíso guerrero virtualmente idéntico en la escena que abre este artículo, pero las superposiciones entre celtas y germanos van más allá.
Los pantanos a lo largo de Europa del Norte recibían los mismos sacrificios de celtas y germanos. Las armas capturadas en batalla, comida y bebida, artículos varios, todos eran depositados en lagos y pantanos de la misma forma, hasta el punto de que no podemos decir qué hallazgos son germanos y cuáles son celtas.
Cuando los druidas sacrificaban a sus Dioses, la sangre del animal era rocíada sobre la gente reunida, así la energía divina inherente a la sangre podía transferirse directamente sobre ellos. En el Ásatrú histórico, nuestros antepasados hacían exactamente lo mismo en el transcurso de un sacrificio o blòt... (hoy los practicantes modernos de ambas religiones utilizan hidromiel u otros fluídos fermentados para esta función).
A lo largo y ancho de nuestra tierra madre europea, nuestros ancestros honraban a los Dioses al aire libre, porque pensamos que era inapropiado encerrarlos en estructuras limitantes y reducidas como las iglesias cristianas. Así mismo, en los días más tempranos, nuestras representaciones de los Dioses y Diosas eran simples de verdad (a menudo piezas talladas de madera, a las que la Naturaleza ya había dado la forma básica, esperando sólo unos pocos perfilamientos de manos humanas).
Estas costumbres describen tanto a los celtas como a los germanos.
Los miembros tribales de ambos grupos utilizaban bebidas embriagadoras en los rituales religiosos. A menudo era hidromiel, aunque también se utilizaba cerveza. Y, mientras consideramos los estados alterados de conciencia, permitidme recordar el frenesí y la fiereza de los guerreros de Odín, los berserkers. En la antigua Irlanda, la misma locura del guerrero llevaba el nombre de “\i ferg”.
Los lectores de las historias nórdicas recordarán como Sigurd el Volsungo mató al dragón Fafnir y asó su corazón. Cuando se quemó el dedo, se lo metió en la boca y se dio cuenta que podía entender la lengua de los pájaros. El héroe irlandés Fergus obtuvo el mismo regalo cuando se chamuscó el dedo cocinando un salmón al fuego.
MAPA DEL UNIVERSO...
Cuando miramos las comoslogías de teutones y de celtas, no podemos menos que ver las semejanzas. Ambas poseen un árbol gigante, el centro del cosmos y el marco en el que se encuentran todos los mundos: para los Asafolks es Yggdrasil; los celtas lo llamaban Bile.
El otro componente clave del universo en la antigua Germania era el Pozo de Wyrd, que contenía los hechos que configuraban el pasado. Beber de sus aguas otorgaba sabiduría, y Odín entregó uno de sus ojos para conseguir este privilegio. Por otro lado los celtas tenían un pozo casi idéntico; las avellanas caían dentro, donde eran comidas por el Salmón de la Sabiduría.
CONCLUSIONES…
Las únicas diferencias reales entre la religión germana y la celta parecen ser los nombres con los que eran llamados los Dioses. Un vikingo del siglo diez probablemente se hubiera sentido bastante cómodo en un ritual céltico entre los galos mil años atrás. La religión celta se desvía de la “norma Ásatrú” no más que, por ejemplo, una sacerdotisa de Freya en Islandia y un guerrero dedicado a Wotan en Alemania en los tiempos de Herman. De hecho, uno está inclinado a decir que hay una “religión europea” y que las creencias germánicas y célticas son dos expresiones de ésta.
¿Cuáles son las implicaciones de todo esto? Bien, significa que los irlandeses no necesariamente se sentirían fuera de lugar invocando a Dioses asociados más a menudo con los fiordos noruegos que con las colinas y valles de las Islas Esmeraldas. En última instancia todos los hermanos del norte tenemos parentesco tanto espiritual como genético.
Además la unidad céltico-germánica aparece ante algunas afirmaciones según las cuales como los europeos tienen arraigo en distintos países, tenemos una ascendencia de alguna manera mezclada. ¿Cuántas veces has oído a alguien decir “Soy Heinz 57 irlandes... parte irlandés, parte sueco, con algo de inglés y alemán?”. Claramente esto no es ninguna mezcla, porque la gente del norte es esencialmente una, en ambos aspectos tanto físicos como en sus antiguas religiones. ¡No deberíamos dejar que la gente nos dividiera de acuerdo a superficialidades.
En tercer lugar, el listado de nuestras semejanzas significa que podemos utilizar nuestro conocimiento para llenar los vacíos en el conocimiento de los otros. Cuando reconstruímos el tapiz de nuestras antiguas creencias Ásatrú, hay agujeros donde las polillas del tiempo y de las persecuciones han hecho su trabajo. Pero si conocemos el patrón común y cómo está tejido en el material celta, podemos tapar los agujeros con una mayor confianza.
¡Bastante es! ¡Todo este trabajo produce sed! Voy a verter una fina botella de Guiness en mi cuerno de hidromiel, y tuesto todas estas cosas céltico/nórdicas.... ¡Skoal y Slaintè a ti!
Heilsa Öllum!!!
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